Messi la trae, la tiene, la amasa. Quiere hacer chicle con la pelota, cual malabarista, pero su talento no alcanza. Mucho menos cuando el firulete sólo fabrica un córner. Esa redonda que hay que dominar es un mundo lleno de ansiedad, en el que conviven esos 18 años sin títulos en mayores, el estigma de que la selección no conforma y las dudas que se ciernen sobre si Batista puede dar la talla del tipo que puede conducir al equipo a la conquista de esta Copa y del Mundial.
Todo eso habita en la redonda que Messi, el salvador, debe dominar. Incluidos el peso de los 36 mil hinchas que vinieron al estadio Ciudad de La Plata y de los 40 millones de argentinos y sus egos que ya quieren golpearse el pecho para decir campeones.
En todo eso se convierte la pelota que debe dominar Messi. A veces puede y otras no, como anoche. Aparece Carlos Tevez para ayudar, pero el jugador del pueblo vive más con ese personaje que con el socio que necesita Messi. Se acerca, pero se aleja del área y del gol. Sigue Ezequiel Lavezzi, pero sus arranques son adivinados por Ronald Raldes, el capitán boliviano, y compañía.
Sin parentescos
Por un rato, “Lio” pudo con todos. Asistió al delantero del Napoli y su tiro se fue cerca del segundo palo de Carlos Arias. Luego le tocó al “Apache”, pero su remate fue desviado por el arquero boliviano. Finalmente, armó una pared con Ever Banega y tras una pifia de Carlos Arias, Esteban Cambiasso no pudo anotar.
Por un rato, “Lio” pudo con todos. Asistió al delantero del Napoli y su tiro se fue cerca del segundo palo de Carlos Arias. Luego le tocó al “Apache”, pero su remate fue desviado por el arquero boliviano. Finalmente, armó una pared con Ever Banega y tras una pifia de Carlos Arias, Esteban Cambiasso no pudo anotar.
Pero fue un rato. “Checho” sonrió por primera vez, pero luego volvió a preocuparse. El DT quiere que la selección sea como el Barcelona, pero es pariente lejano. De verdad. Messi 22 es casi Messi y Cambiasso más Banega no parecen ser Xavi e Iniesta.
Bolivia vio el negocio. Esperó ordenado y lo sorprendió con ese gol increíble de Edivaldo Rojas, al meter un taco al primer palo tras un corner ocurrido a los 2 minutos del complemento. Y ahí, a esa redonda quemaba, había que sumarle el 0-1 parcial. Justo en el debut.
El plan B de la Messidependencia fue sumarle a Angel Di María por el “Cuchu”. Hubo más vértigo y más diagonales. Pero todas terminaron en los botines de Raldes y del inspiradísimo fondo visitante. Lavezzi quiso desbordar, pero sus centros no estaban calibrados. Uno de ellos se fue detrás del arco.
Hacía falta más profundidad y ahí apareció en escena Sergio Agüero: a poco de ingresar, asustó encarando por el medio; a los 30 consiguió el gol con un remate alto y luego exigió a Arias con un remate que salvó milagrosamente luego de que Tevez se le cruzara por delante.
Como en aquel rato del primer tiempo, Messi pesaba y el triunfo podía ser posible. Pero solo quedó tiempo para un cabezazo de Burdisso que también hizo lucir al guardavalla visitante.
El 1-1 le cayó mejor a Bolivia. No como aquel del 6-1, pero rayó bastante al son del plan de Marcelo Quinteros, “fijada” por temas de los Rolling Stones, la música que acompaña cada entrenamiento para distender a sus jugadores.
Mientras Argentina, de a ratos parece mantener el ritmo de un buen tango, con el mejor bailarín aunque la letra lo lleve más cerca del cambalache. Batista y toda la selección dice que es una obligación ganar la Copa América y no creen que sea un fracaso sino ocurre.
Lo cierto es que el debut en el certamen continental fue una nueva versión de un equipo que mostró ratos de Messi y el volantazo que pegó con el ingreso de Sergio Agüero y pocos objetivo de juego cumplidos. ¿Será todo? Por ahora, no alcanza.